La mayoría de proyectos son “urgentes”. A veces es algo que está totalmente justificado, como en el caso de una feria de muestras, presentación con clientes, lanzamiento de una página web o firma de un contrato, para los que generalmente se dispone de muy poco margen de tiempo. Sin embargo, hay otros plazos de entrega que no están tan justificados, a menudo porque un jefe poco realista los ha fijado de manera aleatoria o porque alguien lo ha dejado todo para el último minuto. En cualquier caso, la urgencia es una mala compañera de viaje para cualquier tipo de proyecto, y mucho peor para la traducción y documentación. Darse prisa por terminar algo aumenta la probabilidad de que haya estrés, errores y, lo que es más importante, resultados no tan satisfactorios.
En general, en el proceso de documentación cuanto antes se piense en la posible traducción, mejor. La gente normalmente se acuerda de la traducción sólo cuando el texto de origen está terminado y es definitivo. En estos casos, probablemente hayamos desperdiciado la posibilidad de ahorrar un dinero y tiempo considerables. Y es el caso, principalmente, de los proyectos que requieren de una maquetación que no es estándar, prácticamente cualquier cosa que no sean las aplicaciones de Office, como son HTML y otros formatos web, QuarkXpress, Adobe InDesign, Adobe FrameMaker, etc.
QuickSilver va más allá y da un paso más hacia sus futuras necesidades. Por ejemplo, si sabemos que su empresa actualiza su catálogo cada tres meses, podemos crear un proceso específico para el proyecto que automáticamente nos indique los segmentos que se tienen que traducir en cada momento, en lugar de tener que retraducir todo el documento de arriba a abajo. Este proceso no sólo ahorra tiempo y dinero, sino que también crea coherencia en términos globales y elimina la posibilidad de que se cometan errores.