A no siempre es igual a B. La traducción, incluso la de documentos técnicos, es a menudo una cuestión subjetiva; personas distintas ven soluciones opuestas a un mismo problema.
Hay quien da prioridad a la corrección académica sobre el uso habitual de la lengua de destino.
Otros, en cambio, pasan por alto el hecho de que el uso en el sector no siempre coincide con la terminología oficial o la forma de hablar del día a día (de ahí la importancia de elegir al traductor que esté especializado en su campo).
Hacer demasiadas revisiones es a menudo la peor solución: a veces lo mejor es simplemente revisar un glosario, no todo el texto.
Desde el principio se debe establecer quién tomará las decisiones finales: ¿el cliente? ¿el experto a nivel interno? ¿la agencia de traducción?
Las claves para contar con un proyecto de traducción que sea satisfactorio consisten en saber cómo encajar las piezas del puzzle: requisitos claros, procesos eficaces, cultura de colaboración y el mejor proveedor posible. El revisor no siempre tiene en cuenta estos elementos, por lo que la consolidación de la confianza y el compromiso es sumamente importante.
Para lograr los objetivos marcados en un primer momento se debe establecer una línea de comunicación clara y definida con el proveedor de servicios lingüísticos sobre lo que se espera en cada situación (es decir, tono, terminología técnica, preferencias personales, etc.).
El revisor es a menudo la clave de este proceso y, por tanto, el éxito del proyecto en cuestión. A la vista de su importancia en el proceso, los coordinadores deberían tener en cuenta y elegir a los revisores en función de sus conocimientos técnicos (producto, mercado, etc.), su disponibilidad y su actitud positiva.
Dependiendo del tipo de documentación, se deberán ceñir, en mayor o menor grado, a revisar la terminología técnica o valorar si el resultado conseguido es adecuado para el mercado previsto. Pese a que es una gran tentación no hacerlo, los revisores no deberían expresar (o no aceptar) opiniones sobre otros aspectos de la traducción.
Saber por qué opción optar en uno y otro caso es una cuestión de criterio que se aprende con experiencia y formación. Los traductores son lingüistas con formación a nivel profesional; sabrán responder a su confianza y compromiso.