En un mundo cada vez más globalizado y sin fronteras, transmitir sus mensajes globales a mercados locales es más importante que nunca.
La calidad de su contenido traducido revela su nivel de compromiso para con la calidad y el respeto por las culturas locales. La imagen pública de su empresa debe responder a las diferencias lingüísticas. La suposición de que “todo el mundo habla inglés” acabará, con toda probabilidad, haciéndole perder clientes. Es necesario traducir el contenido en tantos idiomas como queramos transmitir nuestros mensajes.
El márketing colateral de una empresa (en el sentido más amplio del término) debería ser uno de sus puntos fuertes. Los folletos, la publicidad, la página web y los catálogos de productos deberían ofrecerse exactamente en el mismo idioma que el de los clientes meta. Todos hemos leído alguna vez textos publicitarios que no nos sonaban del todo bien, incluso aunque solo fuera porque estaba escrito en una “version” distinta de su idioma.
Pensemos en el inglés. Es poco probable que nos ganemos a un cliente británico con una campaña publicitaria claramente dirigida a autralianos. A pesar de que hablan el mismo idioma, las diferencias culturales entre ellos son abismales. Cada cliente tiene prioridades, valores y necesidades diferentes. Un cervecero australiano, por ejemplo, quizás se centraría en los refrescante que es su producto, mientras que uno británico se decantaría por enfatizar su sabor.
Este es, por supuesto, un caso extremo. Pero incluso las más sutiles diferencias pueden tener un gran impacto.
Al contrario que las traducciones más técnicas, la precision absoluta queda en un segundo plano. Las traducciones de márketing deben fluir, deben llegar al lector. Un clásico error de traducción es el de caer en las llamadas “traducciones literales”. Con algunos tipos de documentación, normalmente los de naturaleza más técnica, la fidelidad al original es fundamental. Sin embargo, cuando se trata de márketing colateral lo importante es producir un texto que se lea como si lo hubiese escrito un hablante nativo. Con las traducciones literales, esta claridad es sacrificada para reproducir el significado del original. El resultado probablemente sea gramaticalmente correcto, pero estará expresado de una forma que un nativo jamás utilizaría.
Siguiendo con el inglés, veamos un pequeño ejemplo (precisamente de la serie animada “Padre de Familia”) para ilustrar este principio. En una conversación, un estadounidense siempre diría que algo cuesta “uno cincuenta”, pero nunca “un dólar y 50 centavos”. La segunda opción es perfectamente correcta, pero no es idiomática. Esta es la clase de “error” que un traductor inadecuado o inexperto (o no nativo) pasaría por alto, pero que cualquier nativo reconocería como una traducción. ¡Típico caso de traducción literal!
Por esta y por otras razones, un buen proveedor de servicios lingüísticos (LSP) siempre trabajará con traductores nativos de la lengua meta. Además, durante la última fase del proceso de revision, las traducciones de márketing deberían evaluarse por sus propios méritos, es decir, sin compararlas con el texto original. Tras haber sido editada minuciosamente para buscar la precisión, un buen LSP se cerciorará de que la traducción está escrita tal y como cualquier hablante nativo hablaría.
Porway that a native speaker would use.