Muchas empresas confían en sus distribuidores independientes para encargarse de la traducción. Se suele pensar algo así: “Dejaremos que nuestro distribuidor en tal país traduzca nuestras hojas de especificaciones; allí hablan la lengua con fluidez, y si se encargan ellos nos ahorraremos tiempo y dinero”. Desgraciadamente, en muchas ocasiones ocurre lo contrario, y las empresas acaban gastando más tiempo y dinero (por una traducción de peor calidad) del que habrían gastado si hubieran contratado a un proveedor de traducción profesional. ¿Por qué? A continuación presentamos algunos motivos:
- Calidad: Pese a que es cierto que un distribuidor de Alemania, por ejemplo, tendrá gente que hable fluidamente alemán, eso no significa que puedan hacer una traducción de calidad del inglés. ¿Qué nivel de domino de inglés tienen? ¿Cuál es su contexto lingüístico? ¿Cómo afrontarán complicados desafíos idiomáticos de palabras o expresiones en inglés que no tienen sentido en alemán? (véase nuestra entrada sobre “El papel de los revisores de clientes en proyectos de traducción corporativa”)
- Tiempo: Delegar el trabajo de traducción en distribuidores puede convertirse en una pesadilla en cuanto a coordinación y eficiencia. Si una empresa tiene una hoja de especificaciones de un producto que quiere que se traduzca a 7 idiomas diferentes, ¿cuánto tiempo tardarán los 7 distribuidores en terminar su trabajo? Sorprendentemente, pese a que el distribuidor es el más interesado en que el material se traduzca, este trabajo les lleva semanas, ¡e incluso meses!
- Costes: Naturalmente, si pasas mucho tiempo intentando localizar a los distribuidores para que trabajen en el proyecto de traducción, no tendrás tiempo de encargarte de otras responsabilidades y, por lo tanto, no podrás concentrarte en las tareas principales de tu negocio. Esta perspectiva conlleva un gran coste de oportunidad.
- Riesgo: Esta perspectiva tiene varios riesgos potenciales:
- Riesgo de obtener una traducción pobre que no capte con precisión un mensaje publicitario o unos detalles técnicos.
- Riesgo de acabar con mensajes distintos en diferentes mercados, perdiendo imagen y consistencia como marca.
- Riesgo de traducir erróneamente las advertencias de un producto u otro contenido legal, demasiado importante como para dejar en manos de traductores no profesionales.