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La optimización del proceso interno de revisión 1:qué puede salir mal

Los proyectos de traducción empresariales de mayor éxito son aquellos en los que todas las partes están satisfechas con el resultado final. Una de las claves de dicho éxito es la participación activa de un cliente revisor, un verdadero experto en el producto y en la terminología utilizada en su mercado doméstico para referirse a ella.

¿Qué puede salir mal en el proceso interno de revisión?

Uno de los principales escollos potenciales en los proyectos de traducción empresariales es que el «coordinador» (la persona que hace el encargo) no es el mismo que el «revisor» (la persona que revisará la documentación traducida). Esto es típico de las grandes empresas con sucursales en zonas en las que se habla más de un idioma. Cuantas más lenguas se coordinan de manera centralizada, más relevante se hace esta cuestión.

Aunque hay excepciones, el coordinador normalmente no domina las lenguas de llegada del proyecto. Esto significa que es incapaz de evaluar la calidad de la traducción. El coordinador no tiene más remedio que confiar en el proveedor y esperar que la traducción no tenga un feedback negativo, en este caso, todo estaría bien y el proyecto habría sido un éxito. Pero la pesadilla comienza cuando una o más personas involucradas en el proceso envían un e-mail (normalmente, bastante agresivo) diciéndoles que la traducción era terrible.

Para cortar de raíz este problema, es fundamental establecer desde el principio quién tomará las decisiones finales: ¿el cliente? ¿El experto interno? ¿El coordinador? Todas estas piezas deben unirse en un proceso interno de revisión optimizado y eficiente.

En esta serie de entradas del blog, veremos las distintas cuestiones implicadas a la hora de establecer dicho proceso.

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Los proyectos de traducción empresariales de mayor éxito son aquellos en los que todas las partes están satisfechas con el resultado final. Una de las claves de dicho éxito es la participación activa de un cliente revisor, un verdadero experto en el producto y en la terminología utilizada en su mercado doméstico para referirse a ella.

¿Qué puede salir mal en el proceso interno de revisión?

Uno de los principales escollos potenciales en los proyectos de traducción empresariales es que el «coordinador» (la persona que hace el encargo) no es el mismo que el «revisor» (la persona que revisará la documentación traducida). Esto es típico de las grandes empresas con sucursales en zonas en las que se habla más de un idioma. Cuantas más lenguas se coordinan de manera centralizada, más relevante se hace esta cuestión.

Aunque hay excepciones, el coordinador normalmente no domina las lenguas de llegada del proyecto. Esto significa que es incapaz de evaluar la calidad de la traducción. El coordinador no tiene más remedio que confiar en el proveedor y esperar que la traducción no tenga un feedback negativo, en este caso, todo estaría bien y el proyecto habría sido un éxito. Pero la pesadilla comienza cuando una o más personas involucradas en el proceso envían un e-mail (normalmente, bastante agresivo) diciéndoles que la traducción era terrible.

Para cortar de raíz este problema, es fundamental establecer desde el principio quién tomará las decisiones finales: ¿el cliente? ¿El experto interno? ¿El coordinador? Todas estas piezas deben unirse en un proceso interno de revisión optimizado y eficiente.

En esta serie de entradas del blog, veremos las distintas cuestiones implicadas a la hora de establecer dicho proceso.