A menudo me preguntan a qué me refiero cuando hablo de la lengua china. “¿Qué chino?” “¿Te refieres al mandarín?”, me preguntan.
Pues sí, la lengua estándar de la República Popular China es lo que en Occidente nos hemos referido durante siglos como “mandarín”. Hoy en día, los lingüistas se suelen referir a él como “chino”.Nadie sabe de dónde viene el término “mandarín”. Algunos creen que está relacionado con la palabra portuguesa “mandar” (mandar), probablemente un mito, pero se refería a la lengua hablada por las clases cultas de Pekín para dominar el Imperio.Tras el derrocamiento de la dinastía Manchu en 1911, la República China empezó a estandarizar algunos aspectos de la lengua, especialmente la pronunciación, y Putong Hua, literalmente “discurso común” se convirtió finalmente en la lengua nacional en 1932. Desde entonces, ha sido la lengua de la educación y comunicación.El mandarín, así definido, se habla como lengua nativa por un 70% de la etnia Han, aunque con mucha variación dialectal. El resto habla otras lenguas muy relacionadas, entre las más conocidas el cantonés (en Hong Kong) y el shangainés.Los chinos consideran a éstos “dialectos”, pero la mayoría son mutuamente ininteligibles y desde un punto de vista lingüístico forman la familia de las llamadas lenguas siníticas, como las familias romance y germánica en Europa.Parece que el cantonés y el mandarín son tan parecidos como pueden serlo el francés y el italiano. Y he llegado a conocer a personas cultas de Hong Kong que no entienden casi nada de mandarín. Cientos de millones de chinos no hablan una lengua sinítica en absoluto.Sus lenguas nativas pertenecen a familias lingüísticas no relacionadas entre sí, entre las cuales las más importantes son las altaicas del norte, las tibetano-birmanas y tai del sur y las austronesias de Taiwán (no confundir con el mandarín de Taiwán).Para un estudio detallado, consulta The Languages of China de S. Robert Ramsey.
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